El Reverendo Cristiano Terry Jones cautivó los focos de la comunidad internacional al amenazar con quemar libros del Corán el pasado 11 de Septiembre en retribución a las víctimas de dicho atentado ocurrido 9 años atrás, argumentando que "El Islam es el diablo" y que si "Jesús viviera también lo quemaría por ser un libro no sagrado". Estas afirmaciones de Jones son tan ciegas como atrevidas en el ámbito de la Teología, y en vez de haber sucumbido en el limbo de un discurso fundamentalista válido para las 50 familias creyentes que frecuentan su iglesia pasaron a formar parte de un espiral emocional ascendente que envuelve gritos de rechazo hacia el Islam y sus practicantes a través de los EE.UU.
Las infortunadas palabras del Reverendo se suman a varios meses de tensión social y política al conocerse el proyecto de construcción de un centro Islámico cerca a la Zona Cero, considerada por muchos americanos opositores y familiares de víctimas como zona sagrada y símbolo de paz posterior al acto terrorista. Si bien es una situación coyuntural que merece la atención de aquellos que la consideran imprudente - por su mismo peso coyuntural -, no da cabida para que oportunismos políticos como los del lider republicano Newt Gingrich ó reacciones ultraconservadoras como las de la blogger Pamela Geller se tomen la opinión pública y pongan contra las cuerdas la libre expresión y práctica de la religión en un país que alega libertad por sobre todas las cosas.
La vehemente retórica combativa del mundo exterior tan presente durante la Guerra Fría no puede seguir siendo la bandera de un discurso occidental socio-político con delirio de grandeza, enfocado en seguir fomentando una guerra psicológica contra un enemigo existente solo en la mente de unos pocos. Si bien no hay claros indicios de ser lo anterior parte de una persecusión religiosa, si es un armamento de violencia subjetiva que cada día echa mas carbon al fuego antí-Islamista reinante en los EE.UU y algunos países de Europa.
Dónde quedan en medio de este discurso Maniqueísta los millones de Musulmanes que escogen vivir su vida en paz y practicar su religión de forma libre y respetuosa en una sociedad globalizada, pero que infortunadamente su buena voluntad se ve amenzada por sólo unos cuantos miles de fundamentalistas que basan su proesa de liberación en una interpretación absolutista de la religión? La guerra de dos fundamentalismos religiosos sólo existe para personas como el reverendo Jones, Newt Gingrich ó Pamela Geller; no caigamos en la tentación de enfilarnos en sus batallones.
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