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Tuesday 14 September 2010

Cristianismo vs Islam: La guerra de dos fundamentalismos

El Reverendo Cristiano Terry Jones cautivó los focos de la comunidad internacional al amenazar con quemar libros del Corán el pasado 11 de Septiembre en retribución a las víctimas de dicho atentado ocurrido 9 años atrás, argumentando que "El Islam es el diablo" y que si "Jesús viviera también lo quemaría por ser un libro no sagrado". Estas afirmaciones de Jones son tan ciegas como atrevidas en el ámbito de la Teología, y en vez de haber sucumbido en el limbo de un discurso fundamentalista válido para las 50 familias creyentes que frecuentan su iglesia pasaron a formar parte de un espiral emocional ascendente que envuelve gritos de rechazo hacia el Islam y sus practicantes a través de los EE.UU.

Las infortunadas palabras del Reverendo se suman a varios meses de tensión social y política al conocerse el proyecto de construcción de un centro Islámico cerca a la Zona Cero, considerada por muchos americanos opositores y familiares de víctimas como zona sagrada y símbolo de paz posterior al acto terrorista. Si bien es una situación coyuntural que merece la atención de aquellos que la consideran imprudente - por su mismo peso coyuntural -, no da cabida para que oportunismos políticos como los del lider republicano Newt Gingrich ó reacciones ultraconservadoras como las de la blogger Pamela Geller se tomen la opinión pública y pongan contra las cuerdas la libre expresión y práctica de la religión en un país que alega libertad por sobre todas las cosas.

La vehemente retórica combativa del mundo exterior tan presente durante la Guerra Fría no puede seguir siendo la bandera de un discurso occidental socio-político con delirio de grandeza, enfocado en seguir fomentando una guerra psicológica contra un enemigo existente solo en la mente de unos pocos. Si bien no hay claros indicios de ser lo anterior parte de una persecusión religiosa, si es un armamento de violencia subjetiva que cada día echa mas carbon al fuego antí-Islamista reinante en los EE.UU y algunos países de Europa.

Dónde quedan en medio de este discurso Maniqueísta los millones de Musulmanes que escogen vivir su vida en paz y practicar su religión de forma libre y respetuosa en una sociedad globalizada, pero que infortunadamente su buena voluntad se ve amenzada por sólo unos cuantos miles de fundamentalistas que basan su proesa de liberación en una interpretación absolutista de la religión? La guerra de dos fundamentalismos religiosos sólo existe para personas como el reverendo Jones, Newt Gingrich ó Pamela Geller; no caigamos en la tentación de enfilarnos en sus batallones.

Tuesday 7 September 2010

Del feudalismo a la equidad social

La historia del país podrá partirse en dos si se aprueba el proyecto de ley en el Congreso - presentado hoy martes - que busca la restitución de tierras a aquellos que han sufrido en carne y hueso la magnitud del conflicto armado que vive Colombia desde hace mas de 60 años. Me llamó la atención un artículo de "Colombia, 200 años de identidad", publicado por la Universidad Nacional y Publicaciones Semana en su magnífica edición especial del Bicentenario, en el cual se ilustra la siguiente afirmación: "No se puede construir el futuro de una nación sin conocer los éxitos y fracasos de su pasado. Con esta premisa, Colombia reflexiona acerca de los 200 años de su historia independiente y de vida cotidiana". Creo firmemente, como orgulloso  y sentido colombiano que soy, que hoy se puede hacer historia, que el proyecto de ley que se presentará hoy envuelve una profunda reflexión acerca de las raíces que han manchado nuestra historia de violencia, que no podemos seguir tolerando miseria y pobreza a causa de racionamientos neoliberales que luchan por volver a Colombia competitiva con unos pocos, y no con todos.

El Congreso tiene hoy la irrepetible oportunidad de darle un vuelco a la balanza social de desarrollo, y con esto generar un momento psicológico que permita sacudirnos de un pasado tajantemente marcado por la polarización política, la fragmentación de la igualdad, la carencia de oportunidades, el sub-desarrollo rural a causa de la violencia, y el sentimiento de exclusión de muchos en el ámbito político-social. Si bien esta oportunidad es solo el primer paso de esta revolución de pensamiento, es indudablemente la punta de lanza de la tan anhelada reforma agraria nacional cuyos pasados intentos se han llevado a cabo con modesto éxito - o bien se podría argumentar por otro lado que ninguno en absoluto - por parte de figuras reformistas del liberalismo como López Pumarejo en la década de los 30, o luego por las políticas estatales de la alianza frentenacionalista lideradas por Alberto Lleras y Carlos Lleras. ,

Sin embargo el contexto histórico que vive el país hoy sienta las bases para pensar que ahora sí es posible realizar este cambio de momento psicológico, que dicho momento nos dará  las fuerzas  y las herramientas para contrarrestar la hasta ahora reinante oposición de terratenientes que satisfactoriamente han interferido con este necesario proceso, y que el Acuerdo de Unidad Nacional planteado por Juan Manuel Santos no fue una pastilla para adormecer votantes sino por el contrario la cabeza de un proyecto político dispuesto a transformar a Colombia de una vez por todas del feudalismo a la equidad social.