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Friday 27 May 2011

El Fenómeno Uribe

Eran las 6:30pm del Sábado 21 de Mayo, el ex-presidente Alvaro Uribe terminaba su conferencia acerca de los "Tres pilares del progreso de Colombia" en London Business School. Un público extasiado se levantaba de su silla para aplaudir una a una las palabras que cerraban con broche de oro el "Latin American Business Forum" que organiza exitosamente cada año la universidad. Alvaro Uribe lo había hecho de nuevo; la trilogía de seguridad, confianza inversionista, y cohesión social había salido triunfante e inmune ante el acoso de la intensa luz de la verdad.

El Fenómeno Uribe ha pasado como un vendaval por los delicados hilos que tejen la historia de Colombia. Es el anti-héroe de la película de terror que rueda en nuestras mentes y corazones desde hace más de medio siglo. Su ímpetu redencionista es el pan de cada día de los millones de uribistas que proclaman el mantra de su trilogía como símbolo de lealtad. El golpe de su 'mano dura' fue tan contundente que fracturó la concha del poder legislativo y judicial, machacando de un tacazo ideologías, opinión, perdiodismo, magistrados, sindicalistas y voces de libre opinión que quedaban desnudas e indefensas a la interperie de la seguridad democrática. Su 'corazón grande' lo fue tanto que numerosas onzas de poder no bastaron para llenarlo; su amor por Colombia traspasó fronteras vecinas, aveces sin legalidad. 

Pensé que tal vez estaba sacando conclusiones muy precipitadas, así que decidí esperar a la presentación del ex-presidente en la universidad London School of Economics, el pasado Lunes 23 de Mayo. En los minutos previos a la charla me abrumó un sentimiento de entusiasmo, ya que aquel iba a ser un debate académico moderado por un reconocido chair, evitando así un nuevo discurso político del ex-presidente. Sin embargo, en una brillante maniobra de astucia en los minutos iniciales, Uribe abrió el panel para preguntas, tomando por sorpresa al chair y a la audiencia misma que esperaba ansiosa un debate crítico al mejor estilo de la academia. Reconozco que en este punto las probabilidades de que la conferencia cumpliera con su objetivo se redujeron a la mitad, ya que la calidad del debate había quedado pendiente del hilo de esa primera pregunta que rompe el hielo e impone el ritmo para el resto. Pero para la desgracia de la crítica, la palabra la tomó un periodista de la BBC que pidió a Uribe un consejo acerca de como manejar la situación de violencia en México; aquel periodista había ensillado sin quererlo la yegua que al ex-presidente tanto le gusta montar. 

Pasaron los minutos, y con ellos la escencia académica y el espíritu de debate. Salvo dos o tres preguntas, el resto solo fueron el tiro de gracia a la ilusión que me hacía presenciar un diálogo confrontativo y constructivo para la memoria del país. El Fenómeno Uribe volvía a pasearse impune por el callejón de las miradas ciegas y los oídos sordos, cabalgando firmemente en su yegua mientras es escoltado por el escuadrón de la veneración. Y Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, ese país llamado Colombia se hiere de muerte de tantas caídas por montar en carrusel.


PD: Me quisiera despedir citando un párrafo de Antanas Mockus en la última entrevista concedida a la Revista Semana:

"Hay dos corrupciones: una por el burdo y vil metal, que es mirada por todo el mundo con desprecio. Pero cuando alguien simpatiza con la causa política, hacerse el de la vista gorda se justifica. Si el fin es noble y el método es infame, el fin pierde su nobleza pero el medio gana respetabilidad. La gente corrupta siente un poco menos culpa y vergüenza ante la movilización patriótica".

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