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Sunday 16 October 2011

Cual es la diferencia entre un médico, un vendedor de paracaídas, y un banquero de Wall Street?

El título parece el comienzo de un chiste típico propio de la idiosincrasia Colombiana. No lo es. Se deriva de una discusión en Twitter con un reconocido analista financiero Colombiano, el cual defiende a su industria a capa y espada del aluvio de críticas provenientes de aquellos que estamos indignados con la falta de regulación y la excesiva influencia que dicha industria ejerce en el manejo del timón político en EE.UU y Europa - y por ende - del mundo.

En medio del debate, la pregunta de la contraparte surgió: "Si usted vende botarse de un avión en paracaídas, y se mata el mancito, cárcel para usted?" A lo que respondí: "Pues depende, si existe la intención a consciencia tal vez, no cree usted?". Contrapregunta del analista: "Si usted es cirujano, y se le muere el mansito, cárcel para usted?" Mi respuesta: "No me parece q venga al caso comparar un médico a un banquero, y reitero, si existe la intencion creo q si". Sus preguntas hacían alusión al nivel de culpabilidad que deberían tener los banqueros de Wall Street por la venta a consciencia de activos tóxicos, debidamente acreditados, a clientes en busca de un retorno en su inversión.

Si bien no soy ingeniero financiero ni tengo un PhD en Matemáticas, si creo tener una filosofía ética lo suficientemente estructurada como para deducir que tanto el vendedor de paracaídas, como el médico y el banquero que incurra en una práctica no ética que satisfaga su interés personal en detrimento del bienestar de la sociedad debe afrontar sus consecuencias. Esta es la razón por las que tenemos normas, reglas y leyes y exigimos un sistema que nos obligue a cumplirlas. Ya que las líneas de mi blog son un poco mas generosas que los 160 caractéres que me concede Twitter, analicemos que consecuencias legales tendría cada caso:

1. El vendedor de paracaídas: Si en EE.UU (país donde sus ciudadanos demandan a corporaciones por servir el café caliente) un vendedor de paracaídas comete la 'falla' - presumiendo de su inocencia - de fabricar un paracaídas disfuncional, cuyo uso manda al usuario al hospital (siendo optimistas de que sobrevive la caída), el usuario sabe que tiene el derecho de demandar. Un fallo a favor de su demanda significa cárcel para el mancito que vendió el paracaídas, o si tiene suerte y plata, una gran indemnización de su parte para compensar por los gastos médicos y demás perjuicios causados.

2. El caso del médico es un poco mas complicado, si partimos de la base que los médicos están entrenados para salvar vidas. Sin embargo, también ha habido casos en los que ocurre lo contrario. También en los EE.UU tenemos en este momento el caso de Dr. Murray, el médico acusado por el homicidio de Michael Jackson. Dr. Murray alega que estaba atendiendo de forma honesta y ética las necesidades médicas de su paciente, sin embargo hay versiones que prueban lo contrario. En caso de que el Dr. Murray sea declarado culpable, seguramente enfrentará cargos por homicidio. 

3. El banquero de Wall Street, por otro lado, incurrió en prácticas no éticas al vender activos tóxicos a sus clientes, conociendo el mal estado en que éstos se encontraban así como el alto riesgo implícito en la operación. La diferencia entre el vendedor de paracaídas, el médico, y el banquero es que las acciones de los dos anteriores están fuertemente reguladas por aquellas entidades que creamos colectivamente para este propósito, mientras que las del banquero no. Consequentemente, en caso de una violación del código ético y moral que nos regula como sociedad el vendedor y el médico enfrentarían procesos judiciales por sus hechos, y de ser encontrados culpables - es decir, si se les encuentra la intención de vender el paracaídas jodido o de sobredosificar al paciente), van a la carcel. En contraste, las acciones del banquero (la venta de activos tóxicos en detrimiento de la 'salud' financiera de la sociedad) no cuentan con un mecanismo que regule dicha intención de ejecución y por ende no son penalizables a nivel judicial.

Si bien es obvio que no todos los vendedores de paracaídas, ni médicos, ni banqueros son jodidos y malintencionados (y metamos de paso a los curas, tampoco son todos pederastras a pesar del palo que les dan), ese 'pequeño' detalle que los diferencia en la ejecución de las acciones que conlleva su profesión es lo que tiene a 985 protestas en 80 ciudades del mundo acampando en los parques y plazas públicas clamando a gritos y cánticos responsabilidad. ¿Comprarían los banqueros - como mi contraparte de debate - un paracaídas si no hubiera garantías de regulación de calidad? No lo creo...

La 'caída' de la burbuja que ha experimentado una gran parte de la sociedad Americana merece en lo mínimo este nivel de indignación. Las prácticas no éticas de los banqueros en Wall Street no pueden seguir impunes. Para que el sector financiero recupere su credibilidad debe aceptar las fallas estructurales inherentes al sistema, prestarse a corregirlas, aceptar las demandas de una sociedad hundida por su soberbia, y estar dispuesto a hacer parte de un sistema de regulación que los obligue a vender paracaídas que abran y funcionen, o asuman las consecuencias.






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