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Monday 26 September 2011

La reconstrucción de Haití y el desarrollo económico…de burbujas

Mis primeros días en Haití han estado marcados por una mezcla de emociones intensas e impactantes impresiones propias de la realidad que vive el país mas pobre de America. Sin embargo, hay una que sobresale por encima de la demás: la forma como se ha originado una 'burbuja' económica a causa de las misiones internacionales que operan en Port-au-Prince.

Port-au-Prince, Haití

La Oficina de la Representación Especial para Haití (OSE por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas publicó recientemente un reporte en el cual se hace un llamado de atención a la forma en la cual se está empleando la ayuda destinada para la reconstrucción del país. Existen dos mecanismos de ayuda: Ayuda humanitaria, y ayuda de recuperación. De los US $2.43 billones en ayuda humanitaria la distribución por recipiente la lideran las entidades civiles y militares autorizadas para el manejo de desastres (34%), seguidos por las agencias de la ONU y ONGs internacionales (28%), ONGs y contratistas privados proveedores de servicios independientes (26%), recipientes no identificados de bienes y servicios (6%), la Federación Internacional de la Cruz Roja (5%), y por último, el gobierno de Haití (1%). Ninguna ONG Haitiana fue incluida en esta repartición de recursos. La ayuda de recuperación, en contraste, está estructurada bajo el Plan de Acción para la Recuperación Nacional y el Desarrollo desarrollado en conjunto por el gobierno Haitiano y la comunidad internacional, para el cual se prometieron US $5.60 billones.  En total, a la fecha US $1.74 billones han sido empleados para financiar la recuperación, sin embargo mas de la mitad de la totalidad de los fondos reunidos para 2010-2011 – US $2.84 billones – aún permanece en las manos de las agencias donantes. 

Mientras tanto, la presencia de las múltiples misiones internacionales que con sus extravagantes salarios inyectan a la frágil economía Haitiana substanciales sumas de dinero no puede ser ignorada, ya que ha sido el causal de la irreversible distorsión en la relación de precios de bienes y servicios que vive el país. La inflación causada por esta dinámica ha llegado casi al punto de ‘dolarizar’ ciertos sectores de la economía, nivelando los precios de hoteles, renta de apartamentos, bebidas y alimentos – entre otros – con aquellos de las principales ciudades del mundo (una noche en una casa de huéspedes oscila entre US $100 – US $150). Estos son indicios de una clara burbuja que se origina cuando el valor de dichos bienes y servicios comienza a divergir del valor real determinado por la demanda local y el poder de compra de la población.

Dicho de otra manera, los elevados presupuestos de dichas misiones internacionales están contribuyendo a fragmentar la economía del país en dos, creando una pseudo-economía impulsada por la demanda extranjera de servicios locales y la importación al país de bienes y alimentos del exterior. Y si a esto le sumamos la poca o nula eficiencia que ha tenido la ayuda hasta ahora invertida en el proceso de reconstrucción de las instituciones y negocios locales – segúnun análisis del CEPR solo 2.4% del dinero del Fondo de Reconstrucción de Haití (HRF) ha sido destinado para impulsar el desarrollo del sector privado, versus un 97.6% restante otorgado a contratistas internacionales –, el prospecto de un desarrollo económico sostenible en términos reales sin duda alguna se asoma cada vez mas al abismo de la utopía, y por ende, a la moralmente corrupta tautología de las promesas rotas inherentes a su retórica.

Mientras dichos recursos no sean direccionados al fortalecimiento del sector público y privado del país, concluye el reporte, las necesidades básicas estarán condenadas a ser insatisfechas y pocos avances se lograrán en materia de administración local de recursos, responsabilidad gubernamental, y creación de empleo y capacidades para los Haitianos. En consecuencia, la burbuja creada por la pseudo-economía de las misiones internacionales corre el riesgo de seguir distorsionando la realidad económica de la población mas pobre del hemisferio occidental. Por esta razón, la legitimidad y credibilidad del aparato internacional de desarrollo social y económico está en juego: fallarle al pueblo Haitiano debería clamar inequívocamente por su liquidación.  

“Sak vide pa kanpe” – “An empty sack cannot stand”

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